La revelación de Dios aparece como un acto de amor y sabiduría a través del cual revela su plan a la humanidad. Dios quiere que el hombre venga al Padre en el Espíritu Santo a través de Cristo y participe de lo divino. Este plan divino se lleva a cabo gradualmente mediante acciones y palabras adicionales que preparan a la humanidad para la revelación sobrenatural misma. A pesar del pecado original, Dios nunca abandonó a la humanidad, sino que continuó guiándola con la promesa de la salvación y la esperanza de la vida eterna, podemos ver esta revelación en tres grandes momentos bíblicos:
La Alianza con Noé después del Diluvio expresó el principio de la economía divina para las «naciones», es decir, naciones agrupadas «en su propia tierra, cada una en su propia lengua, según sus familias, en su propio país».
Esta Alianza y sus descendientes Sem, Cam y Jafet representaba a toda la humanidad, todas las razas y naciones. Este es un pacto eterno que dura mientras exista el mundo. El arcoíris es el símbolo visible de esta unión que une cielo y tierra, mediante esta Alianza, Dios demuestra su deseo de preservar para la sociedad humana la bendición de la procreación, la tarea de gobernar la creación y la absoluta inviolabilidad de la vida humana. De esta manera, la revelación de la Alianza de Dios con Noé expresa su continua preocupación por la humanidad a pesar de la propagación del pecado y la violencia en el mundo.
La selección de Abraham marcó el inicio de la formación del pueblo de Dios, quien sería el instrumento de la bendición divina para todas las familias de la tierra. Dios llamó a Abraham fuera de su tierra y prometió convertirlo en padre de una gran nación. A través de Abraham y su descendencia, Dios se revela como el Dios de la historia, guiando a su pueblo y preparándolo para la venida del Mesías. La fe de Abraham, la total confianza en las promesas de Dios, sirve de ejemplo para todos los creyentes, con esta distinción a Abraham se marca así el comienzo de la historia de la salvación en la que Dios se revela como Creador y Padre que desea abundancia para la humanidad.
La selección de Abraham y la posterior liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto bajo el liderazgo de Moisés marcaron el inicio de la formación del pueblo de Dios, quien sería el instrumento de bendición divina para todas las familias de la tierra.
Dios reveló su palabra a Moisés: «Yo soy el que soy» (Ex 3,14), mostrando su presencia amorosa y liberadora. A través del Éxodo y el pacto en el Monte Sinaí, Dios formó a su pueblo y les dio sus leyes para que lo reconocieran y lo sirvieran como el único Dios vivo y verdadero. Los profetas anunciaron la completa redención del pueblo y la recepción de todos los pueblos en una nueva y eterna unión. De esta manera, la revelación de Dios expresa su deseo de que la humanidad viva abundantemente en Cristo.
Referencias:
Che cosa è l’uomo? Un itinerario di antropologia biblica (30 settembre 2019). (n.d.). https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/pcb_documents/rc_con_cfaith_doc_20190930_cosa-e-luomo_it.html
Catecismo de la Iglesia Católica, Primera parte, Primera sección, Capítulo segundo, Artículo I. (n.d.). https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p1s1c2a1_sp.html
Catechism of the Catholic Church - IntraText. (n.d.). https://www.vatican.va/archive/ENG0015/__PI.HTM
General audience of 18 June 2014 | Francis. (2014, June 18). https://www.vatican.va/content/francesco/en/audiences/2014/documents/papa-francesco_20140618_udienza-generale.html
Catholic Bishops’ Conference of England & Wales & Catholic Bishops’ Conference of Scotland. (2005). 30. The exodus and the covenant. In The Gift of Scripture (p. 26). The Catholic Truth Society. https://cbcew.org.uk/plain/wp-content/uploads/sites/3/2018/11/gift-of-scripture-2005.pdf